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Wednesday, November 02, 2011

Maestra Lucy Tejada, una huella artística

"En la medida en que se nos amplía el viejo precario conocimiento de una pintura nacional de Colombia, se dibuja en nosotros la certeza de un soterrado clasicismo que acaso no sea privativo de las manifestaciones pictóricas, pese a la urgencia con que muchos acontecimientos tumultarios parecieran tratar de ponernos en sospechosa guardia. Algo así como una sedante sangre tibia que circula por debajo de una epidermis violenta.


Pues bien, en ese limo del subsuelo colombiano es en el que nosotros pretendemos ver nutrirse a las raíces del arte de Lucy tejada. Sobre todo, el clasicismo. Esta es la determinante. Conste que, por ello, consideramos a la pintora colombiana radical.


Eludimos, por el momento, justificar la idea aquí de una constante colombiana del clasicismo, pero atendemos a analizarla particularizada en Lucy Tejada, porque ello da forma y condiciona a toda su obra. La pintora Lucy Tejada ha escogido el grabado como el medio expresivo más a fin con su actual concepto de arte. Esto ya, en sí mismo, aunque insuficientemente, es un indicio.

Por lo pronto ha renunciado drásticamente a todo lo que el color puede concederle como aditamiento sensorial, como posible inicio de fuga hacia la región incontrolable. Su obra es una terca negativa a todo lo que el apasionamiento puede dar gratuitamente.


Claro está que con sólo los elementos de la grafía más escueta, cualquier artista puede entregar su obra a las furias del romanticismo. Pero también en este orden, Lucy Tejada se ha controlado rigurosamente. Ni una sola línea de su dibujo o de su grabado se ha dado fortuitamente porque ella ha sabido hacerse responsable de cada rasgo.


Vemos así a la obra de la artista colombiana prisionera de su norma, voluntariamente encarcelada en su propia rigidez. De ahí que adquieran los grabados ese carácter dramático y flagelante. Tenemos que apresurarnos a distinguir el dramatismo de Lucy tejada del que se desprende automáticamente de la contemplación de cualquier obra americana del momento.


El dramatismo de Lucy Tejada está originado por un deseo de extraversión. Uno y otro tienen su origen común en la necesidad del testimonio, pero, mientras el primero testifica en el orden, el segundo avasalla al orden, a veces con un impulso casi declamatorio. Tenemos así ya distinguida una cualidad de la pintura -o de la obra gráfica- de Lucy Tejada frente a la mayor parte de la pintura americana del momento. Pero entiéndase bien que esto no lo consideramos facultad personal sino el oculto signo y cifra de lo colombiano, al que un día tendremos que referirnos cuando enfoquemos el arte nacional con más elementos de juicio que como hasta aquí lo hemos venido haciendo. Una vez definida su delimitación americana, a solas con su clasicismo, tenemos también que establecer los límites de este.


Habíamos hablado de norma, término al que ahora nos toca ampliar: Norma en guardia vigilante. ¿Contra qué? contra cualquier posible reblandecimiento (...)


Después de todo lo anterior un concepto salta hasta nuestras manos como fruto maduro. El arte de Lucy Tejada es un arte de sometimiento a normas interiores, de limitación, de renunciamientos (...)


Cuando vemos una obra como la de la pintora colombiana, tan férreamente consciente, tan tercamente negada a la improvisación o al azar gratuito, tan controlada por una inteligencia, se nos ocurre pensar que los caminos del abstractismo no andan demasiado lejos.

En lo que a Lucy se refiere concretamente, hay que acusar ya en ella un total abstractismo, aún cuando abstracto figurativo, si la repetida paradoja es admisible, mas que nada por esa reducción de la narrativa a la norma, por esa poesía áurea y planimétrica, por esa organización viviente de relaciones numerables. Pero en seguida que pensamos en la posibilidad de un no figurativismo nos asalta un prejuicio.


Y es que la pintora es americana. La pintura europea de hoy, la pintura europea que cuenta, naturalmente, está realizando el glorioso sacrificio de atravesar por una fase experimental extremadamente árida para quienes entienden al arte como una delectación. Pero este lujo experimentalista no puede dárselo la América de hoy que, porque acaba apenas de nacer, tiene que darse a la tarea del testimonio."Fernando IX University

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